19 marzo 2015

Confesión de un crimen (im)perfecto

Eso fue una noche…
A las dos de la mañana

Subí las escaleras
Sin saber hasta dónde iba a llegar.
- Y no lo digo
Por las cuatro paredes
Del despacho-

Marchaba tras él
Como anonadada
Por su espalda.

Miraba las letras reflectantes del jersey
Las pelotillas de su mal estado
Me dejé llevar
Por el azul marino.

Caminaba segura e inquieta
Como un niño que va a descubrir
Algo que cambiará su vida.

Detrás de su silencio
Acercándonos a nuestras ganas
Empujada por el placer de la locura
Que sólo el loco conoce.

En la mano sostenía un puñado de llaves
Que sonaban como la flauta de aquel desconocido.
Me decían: “oye, ven aquí”
Y me abandoné
Al traspasar la puerta.

Algo más debajo de mi clavícula
Clavó sus pupilas.
Abrasándome la carne.

Y se quedó pasmado.
Como cuando el sístole y el diástole
Forman una batukada.
Estaba mi corazón.

Treinta segundos que parecieron
Una eternidad.
“¿Y tú?
¿Cuándo vas a comerme la boca?”
-Le dije

Salió el león.
Con una zarpa en mi cintura.
La otra en la nuca,
Los colmillos en la yugular.

Mis manos ascendiendo por su espalda,
Clavándose en los hombros
Con las uñas afiladas.

Desgarrándonos el alma
A bocados, como los animales.
Como el que acaba de descubrir
Su comida favorita.
Es cierto.

Quizá no fuese la hora
Ni el lugar
Ni el momento prudente.
Pero ¿Quién sabe
Si es tarde o temprano
Para ciertas cosas?

De rodillas,
Caí de rodillas
No era clemencia lo que suplicaba.

Rompí el botón del uniforme
Descubriendo el pastel
A punto de estallar.
Y callé su furia con mi hada de Peter Pan,
La lengua revoltosa
Y la boca, como un tsunami de saliva.
Relamiéndola de arriba abajo,
Haciendo espirales en el glande.
Para atracarlo después
En lo más profundo
De la garganta.

Lo miré,
Como una puta.
A mi desquiciada manera de mirar
Cuando muero de ganas de sexo.

Él me levantó a pulso por el culo,
Acercando mi entrepierna mojada
Al crimen que acababa de cometer
Sin dejarlo entrar.
Aunque muriese de ganas.

Me soltó encima de la mesa y
Sin querer
-Pero sin poderlo remediar –
Soltó un quejido.

Sólo sé
Que
Se
Partió
De
Pasión.

No era el momento
De pensar en carpintería.

Me asaltó los cuatro labios.
Hasta retorcerme
Me falta el aire
Pero por dios SIGUE.

Y paró.
Paró. ¡Maldito!
¡Te vas a enterar!

Desnudos e implacables.
El cinturón de la defensa
Al otro lado de la habitación.

Apreté los dientes,
Solté un gemido de guerra,
Y me juré llevarlo al infierno
Con todas las letras
De la palabra Alevosía.

Fue entonces
Cuando me hice dueña del litigio
Follando.
Sin piedad.

Follando de rabia

Empapada
Herida
Poseída
Malcriada.

Hasta morir.

Después me fumé un Chesterfield.
-Ironías de la vida. –
Sentada en la ventana.
Observando a sus compañeros salir y entrar
Con las luces de los coches encendidas.

Y tú estabas tirado en el suelo
Suplicando oxígeno
Sin poderme mirar
Pero con una sonrisa
-         Que era más que una sonrisa –

Solté el veneno de mi boca
Y dejé que se perdiera

Eso fue una noche…

A las cinco de la mañana.



Miss Heartless 2200

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Grey? Quien coño es Grey? No conoces a Miss Heartless?

Oscar Spears dijo...

pedazo de relato que se ha escrito mi amiga. Me ha encantado este encuentro furtivo a la vez que erótico y pasional. si me tengo que quedar con una frase es la siguiente: "Y callé su furia con mi hada de Peter Pan".
Genial amiga mía.

Inma dijo...

Como siempre, perfecto todo lo que escribes.

Anónimo dijo...

Madre mia, intenso, fogoso, bonito y un poco psicotico jejejejeje perfect

Sag dijo...

Sensual y ardiente, más allá de lo erótico sin llegar a ser x. Me encanta.

Andre dijo...

M e encanta, yo si fuese tú escribiría un libro. Arrasarías fijo