25 agosto 2015

Tú, si tú.
No sé por qué
pero a menudo te echo de menos.

Echo de menos tu forma de reír
tu falta de carne encima de los huesos.
La forma en que trabajábamos juntos.
O me quitabas el frío de la calle.

Echo de menos reírme contigo
Sentarme contigo
Soñarme contigo.
Y ese par de imposibles tuyos.

Alimentándome de experiencias del mundo
viviendo en el espacio especial
en que tú convertías cada parte.


¿A qué vino ese castigo?
¿A qué vino esa falta de explicación,
esa montaña de un grano de arena?
¿A qué vino callarnos?
¿A qué vino todo lo que vino?
Dime.

¿A qué vienes de vez en cuando?
¿Por qué no me comiste el coño en aquel viaje?
Si eres el tiempo, ven a responderme las preguntas.

¿Sabes una cosa?
Todo tu diseño.
todos tus detalles,
Todo, tu y tu extrañeza.
Es una mezcla acojonante
que pone en acción mis fluídos vaginales.

Bueno, vale... lo llamaré amor.
Porque no es sólo eso.
Porque es tu forma de mirarme.
Esa pregunta callada que tú solo respondes
- y respondiste malamente -

Porque es que hacías que me sintera segura
en este mundo de inestables.
Y arrancabas a reír,
y decías que terminaría volviéndote loco.
Pero los polos se invierten
y ahora soy yo la que ando buscándo(me)te.

Y, como siempre
me quedé con las ganas.

A veces cierro los ojos y
Sin avisar
-como llegan todas las cosas que verdaderamente importan-
me muerdo el labio y me imagino dictando sentencia:

voy a acurrucarme en tu pecho, dentro
y voy a acariciar tu espalda
y voy a jugar a la coroza con tus lunares.
Y a plantar hierbajos en tu azotea.

Oye, no sé si ya te has comido el mundo
o has dejado algo para los demás.

Pero gracias por haber compartido conmigo
aquel pequeño pedazo.
Fue como el té.
Dulce al principio, amargo al final.

Pero no valdío.

Ahora sí, tengo muchos trozos
que si quieres,
nos alimentamos juntos.

Miss Heartless 2200

No hay comentarios: