07 febrero 2016

¡Que paradoja!

Tanto que nos gusta soñar
con un amor
que valga la pena.

Ese que sabes
que os vais a morir viejitos,
pero juntitos los dos.

Y tan pronto
que nos dejamos subordinar
por el miedo.

Miedo a la edad,
a la distancia,
al amor.

¡Qué paradoja!
Queremos amor,
pero no que nos encuentre.

Yo creo
que si la vida ha hecho
que vuestros caminos se junten
es porque no hay química en el mundo
que pueda resolver el hechizo.

¿Para qué pensar?
¿Que tiene tal edad
o que vive aquí o allá?

Peor sería que la vida
no os encontrase ¿cierto?

Imagina que todo es perfecto
que tenéis la misma edad
que vivís en el mismo pueblo.
Pero aun así, en cualquier momento
cualquiera de los dos
puede darse un topetazo
de los que no pueden volver jamás.

¿Prefieres vivir lamentando lo que no tienes
antes de disfrutarlo?
Si la vida os ha juntado, es por alguna razón.
Así que déjate llevar,
arriesgate a vivir.

No permitas,
que en tu lecho de muerte
debas lamentar no haberlo hecho.
No haber amado como un loco a esa persona
por excusarte una y otra vez.

No permitas,
que tus labios se queden con sed de sus labios,
que tus manos puedan acariciarla
que te dejes embriagar por su perfume
o cojas un berrinche por llegar tarde
o cualquiera de todas sus cosas.
- o de las tuyas -

No permitas, ni un segundo
sucumbir a una excusa
que te aparte de ella.
- No, no lo permitas -
Que si la vida os puso ahí
-insisto-
fue por alguna razón.
Porque de cobardes
no se escribió ninguna historia.
Y son estos, precisamente
los que necesitan a los valientes
para poder seguir soñando.

No hay comentarios: