25 mayo 2020

21 de Agosto de 2015

Miras
con esa  cara que pones
cuando te preguntas
por lo que pueda haber
en ese agujero negro
que forman mis neuronas.

Miras
y otra vez has puesto esa mueca inmóvil
y esos ojos tiernos
y esa boca suave,
y esa barba que amortigua
el ansia con que voy a comerte.

Siempre yo me lanzo y tu me frenas.
Para que la caída
de mi locura sobre tu cordura
sea lo  menos dañina posible.

Parece que supieras descifrarme
desmontarme, arroparme y enveverme.
Que todo esté bajo control,
aunque me esté resistiendo.

Amor, sólo estoy echando cuentas
de dónde dejé el paquete de tabaco.
- Seguro que no lo adivinabas ni de lejos -
Nos hemos vuelto imprevisibles.
Estamos siendo imperceptibles
ante lo que se nos viene encima.

Que nunca queremos llegar 
al último momento.
Y pronunciar esas palabras que dicten la sentencia.
De lo que un día fuimos.

Uno la yema y el otro los dedos.
Y ahora somos como el cielo
y la punta de los pies.

Te preguntarás
si hubo alguien
que supiera robarme el aliento mejor que tu.
Si es más alto, más guapo. si tiene la sonrisa más bonita.
Si es un espanto, si me trata bien, 
si me hace temblar como tu lo hacías entonces.

Él me hace temblar,
me deja desnuda,
hace que el corazón quiera salirse de mi pecho.

Efectivamente
fue un "ya no puedo más"
quien venció en la batalla.

A veces somos nosotros mismos
los que jugamos en nuestra contra.
la amenaza del tiempo
nos deja dormidos.
La rutina, incomunicados.
Y, cuando queremos darnos cuenta,
somos dos completos desconocidos.
que se comprenden peor que nadie.



No hay comentarios: