30 julio 2017

... Y el invierno se apagó

Domingo, me he despertado llena de energía.

Pero no, no he dado un salto de la cama. Me he quedado mirando las noticias en el móvil, sonriendo. Sin más. Sintiendo que el tiempo no es un problema. Sintiendo que no hay nada que pueda entorpecerme. Como si me hubiera quitado un peso de encima.

Después de emborracharme con mi propia locura, sudorosa y extasiada he decidido ducharme. Michael Bouble rompía las paredes de mi casa gritando que se siente bien y una banda de trompetas movía mi cuerpo bajo el chorro frio de la ducha mientras me dejaba llevar. Y si, esa es mi puta banda sonora desde el martes. Me siento bien, me siento libre.

Llevaba tiempo pensándolo, llevaba tiempo con la decisión tomada. Era cuestión de dar el paso. Que sepas que no te he dejado por otro, te he dejado porque ya no puedo más. No me gusta la comodidad, la gente conformista, aquel que siempre deja todo para mañana... y ese día nunca llega. Me he cansado de andar esperando a que soluciones los problemas que no puede solucionar más nadie por ti, de hablar con la pared, de no tener ganas ni de sexo. Me he cansado de estar cansada y, por eso, he tomado esa decisión. Seguir sin ti.

Prefiero sentirme conmigo a sentirme sola. Tener la obligación de estar pendiente de alguien que no se fija ni siquiera en sí mismo. Hace ya mucho tiempo que no espero nada de nadie, pero después de estar apoyándote en cada desafortunada desgracia que te ha ocurrido en estos meses, igual me hubiese gustado que estuvieses ahí cuando me operaron en vez de estar bailando en los escenarios del World Pride con tu amigo de Granada.

Ya, que no ibas a dejarlo solo.

Que estar conmigo te hacía estar feliz, que estabas muy ilusionado... ni siquiera un acto o una palabra de esas salieron de tu boca. Aunque si de las demás.

Pasabas las horas con el movil, interrumpías conversaciones para mostrar fotos o videos innecesarios. Interrumpías hasta un polvo para ir a mear... y eso que lo tuyo eran los gatillazos. Una y otra vez. Tampoco te preocupabas en ponerle remedio. Pero te refugiabas en tu frustración.

Sabes que siempre fui muy reservada para mis cosas, pero siempre le vendías la historia al peor postor. Confiabas en quien más te estaba traicionando y, aun así, te quejabas de que te estaba doliendo. Has sido (y eres) el objeto de sus burlas y bromas pesadas, pero, bajo tu punto de vista, eso es la integración. Chaval, no tienes ni puta idea.

Lo siento, pero no. No fui ni quise ser tu madre, para eso ya tenías una.

Has de saber, que si quieres que alguien permanezca contigo, debes cuidarlo. No eres el centro de atención. Como ya te dije alguna vez, tu misión no era depender de mi. Tu misión era ser feliz y sentirte libre y compartirlo conmigo si querías. Al igual que yo. Admiraba cuando salías a divertirte, te lo pasabas bien y al día siguiente me contabas las batallitas. Pero no fue así. Y te lo vuelvo a repetir. Has de cuidar a la gente que tienes al lado. Porque se van. No puedes pretender ser siempre el bebé que llora pidiendo atención de todo el mundo. En la vida hay que luchar, hay que buscarse las castañas, hay que lidiar con los demonios y aprender a usar el fuego. Hay que tener iniciativa, convicciones, pensamientos propios. Hay que ser uno mismo y no la copia de los demás. No hay que estar esperando la aprobación de la gente siempre y tampoco se pueden dejar las cosas siempre para luego.

Porque lo que no se cuida, muere.

Y eso es lo que pasó.

Pero preferí ser lo más sincera y honesta posible. Decirte que no te quiero como debe quererte una novia. Que seríamos amigos hasta el fin del mundo (La clásica mentira de todas las rupturas) y que estaría ahí si me necesitaras. Que prefería dejarlo ahí a que las cosas se volvieran oscuras y turbulentas. Y, en fin... algunos piensan que fui bastante madura y valiente por hacerlo así.

Pero nadie sabe el peso que me he quitado de encima.

Me duele que seas tu ese peso.

Pero me alegro.

Me alegro porque hacía tanto tiempo que no me sentía libre y feliz que casi no recordaba lo que eran esas sensaciones.

Y es que no se puede estar toda la vida tirando de alguien que nunca da respuestas...

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