Eso fue una noche…
A las dos de la mañana
Subí las escaleras
Sin saber hasta dónde
iba a llegar.
- Y no lo digo
Por las cuatro paredes
Del despacho-
Marchaba tras él
Como anonadada
Por su espalda.
Miraba las letras
reflectantes del jersey
Las pelotillas de su
mal estado
Me dejé llevar
Por el azul marino.
Caminaba segura e
inquieta
Como un niño que va a
descubrir
Algo que cambiará su
vida.
Detrás de su silencio
Acercándonos a
nuestras ganas
Empujada por el placer
de la locura
Que sólo el loco
conoce.
En la mano sostenía un
puñado de llaves
Que sonaban como la
flauta de aquel desconocido.
Me decían: “oye, ven
aquí”
Y me abandoné
Al traspasar la
puerta.
Algo más debajo de mi
clavícula
Clavó sus pupilas.
Abrasándome la carne.
Y se quedó pasmado.
Como cuando el sístole
y el diástole
Forman una batukada.
Estaba mi corazón.
Treinta segundos que
parecieron
Una eternidad.
“¿Y tú?
¿Cuándo vas a comerme
la boca?”
-Le dije
Salió el león.
Con una zarpa en mi
cintura.
La otra en la nuca,
Los colmillos en la
yugular.
Mis manos ascendiendo
por su espalda,
Clavándose en los
hombros
Con las uñas afiladas.
Desgarrándonos el alma
A bocados, como los
animales.
Como el que acaba de
descubrir
Su comida favorita.
Es cierto.
Quizá no fuese la hora
Ni el lugar
Ni el momento
prudente.
Pero ¿Quién sabe
Si es tarde o temprano
Para ciertas cosas?
De rodillas,
Caí de rodillas
No era clemencia lo
que suplicaba.
Rompí el botón del
uniforme
Descubriendo el pastel
A punto de estallar.
Y callé su furia con
mi hada de Peter Pan,
La lengua revoltosa
Y la boca, como un
tsunami de saliva.
Relamiéndola de arriba
abajo,
Haciendo espirales en
el glande.
Para atracarlo después
En lo más profundo
De la garganta.
Lo miré,
Como una puta.
A mi desquiciada
manera de mirar
Cuando muero de ganas
de sexo.
Él me levantó a pulso
por el culo,
Acercando mi
entrepierna mojada
Al crimen que acababa
de cometer
Sin dejarlo entrar.
Aunque muriese de
ganas.
Me soltó encima de la
mesa y
Sin querer
-Pero sin poderlo
remediar –
Soltó un quejido.
Sólo sé
Que
Se
Partió
De
Pasión.
No era el momento
De pensar en
carpintería.
Me asaltó los cuatro
labios.
Hasta retorcerme
Me falta el aire
Pero por dios SIGUE.
Y paró.
Paró. ¡Maldito!
¡Te vas a enterar!
Desnudos e
implacables.
El cinturón de la
defensa
Al otro lado de la
habitación.
Apreté los dientes,
Solté un gemido de
guerra,
Y me juré llevarlo al
infierno
Con todas las letras
De la palabra Alevosía.
Fue entonces
Cuando me hice dueña
del litigio
Follando.
Sin piedad.
Follando de rabia
Empapada
Herida
Poseída
Malcriada.
Hasta morir.
Después me fumé un Chesterfield.
-Ironías de la vida. –
Sentada en la ventana.
Observando a sus
compañeros salir y entrar
Con las luces de los
coches encendidas.
Y tú estabas tirado en
el suelo
Suplicando oxígeno
Sin poderme mirar
Pero con una sonrisa
-
Que era más que una sonrisa –
Solté el veneno de mi
boca
Y dejé que se perdiera
Eso fue una noche…
A las cinco de la
mañana.
Miss Heartless 2200
6 comentarios:
Grey? Quien coño es Grey? No conoces a Miss Heartless?
pedazo de relato que se ha escrito mi amiga. Me ha encantado este encuentro furtivo a la vez que erótico y pasional. si me tengo que quedar con una frase es la siguiente: "Y callé su furia con mi hada de Peter Pan".
Genial amiga mía.
Como siempre, perfecto todo lo que escribes.
Madre mia, intenso, fogoso, bonito y un poco psicotico jejejejeje perfect
Sensual y ardiente, más allá de lo erótico sin llegar a ser x. Me encanta.
M e encanta, yo si fuese tú escribiría un libro. Arrasarías fijo
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