09 enero 2025

Alguien sin sentido

 No sé si es que ya me encuentro en esa franja inquebrantable de los 35-44 años, o es que mi batería social tiene una salud cada vez más baja. 

Lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, algunas personas me causan una pereza irremediable. Personas que pudieron ser algún día compañeras de miedos, ilusiones e incluso inexperiencia. Y forman parte de tu círculo habitual porque el destino lo ha querido así. Por lo tanto, ocurre un intercambio de números de teléfono personales. Sin embargo, sabes que posiblemente esa persona se encuentre lejos de entrar en esa lista privilegiada de personas a las que puedes llamar amigas. Y no hablo de "amigas para siempre", ni siquiera tiene pinta de llegar a ser una "amiga de paso".

Las "amigas de paso" son esas personas que forman parte de tu vida durante un momento determinado. Luego los caminos se separan de alguna forma y sin ninguna razón, pero no ha habido nada que impida una postal por navidad, un "feliz cumpleaños" o una larga conversación cualquier día random de nuestras vidas. Son esas personas que guardas en un lugar especial, pero tampoco forman parte de tu núcleo más cercano.

Total, que un día te das cuenta de que esa persona con la que has intercambiado el número de teléfono y has compartido un núcleo común durante un tiempo determinado, forma parte de tu día a día. Sin embargo, esa relación se resume en un saludo infantil y melancólico al cual preceden lamentos y argumentos que carecen de validez para la vida adulta. No aparenta tener experiencia previa en madurez y tampoco es capaz de manifestar templanza o control sobre sí misma. Se cree la última gota de agua en el desierto. Aun así ni es, ni deja de ser en absoluto. 

Y todo se transforma en una relación extremadamente tóxica. Es capaz de creer que tienes la máxima obligación de deberle pleitesía absoluta y satisfacer todos y cada uno de sus berrinches de niña insolente.

Parece no tener ningún sentido y, sinceramente, hace tiempo que dejaron de preocuparme las personas así. Es como si el imán se volviera positivo y la distancia irremediable. Poco a poco vas perdiendo el interés y me cuesta entender que no sean capaces de salir de ese círculo vicioso de lamentos en el que se han convertido. En algún tiempo pasado, hubiera movido cielo y tierra e incluso podría haber dejado de dormir para intentar ayudarle. Pero no es mi problema. No es el mío, ni el tuyo ni el de nadie más que el de ella misma. Es así. Porque no hay mayor causa perdida que una misma. Y, cuando entiendes que serás la única persona con la que vas a convivir toda la vida y debes cuidarte, creo que buscas únicamente personas que te hagan sentir con el corazón grande y no con el nudo en la garganta.

Ojalá algún día entienda que todos esos lamentos no son de verdad. 

Ojalá algún día se convierta en una persona adulta con funcionalidad.

Ojalá algún día se de cuenta que vive en la abundancia y con muchísimos privilegios.

Pero, hasta que llegue ese día, yo ya me he marchado.


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