16 mayo 2014

La Rosaleda - Pintor Rosales

"Rosa de Alejandría, rosa amarilla,
hoy has de ser mi guía, la luz que brilla.
Faro de mediodía, rosa sencilla.
Rosa de Alejandría, rosa amarilla.
Con las flores de un campo encendido
como un San Francisco entre jarales vivos
de lagartos, vivo.
De quimeras me alimento,
con simplezas me contento."
(Rosa de Alejandría, Manolo García)


Madrid, es una ciudad llena de oportunidades, llena de rincones increíblemente preciosos para inducirse en la calma de un domingo por la mañana o a cualquier hora. Las flores dan frescura, color y olor al alma. Sentarse junto a ellas, a leer un libro, escuchar música o, simplemente, a no pensar en nada es uno de los mayores placeres que nos trae la naturaleza. 

Hoy quisiera hablar de La Rosaleda de Pintor Rosales, un escondite en pleno centro de Madrid, donde uno puede permanecer alejado de los coches, del ruido, las prisas, lo cotidiano... la rutina. Se trata de un jardín de múltiples colores y variedades de rosas. Se encuentra en el Paseo de Pintor rosales que, durante la guerra civil, fue un frente de guerra. Muy cerca se encuentra Moncloa, donde se produjo la batalla de Ciudad Universitaria. El Paseo, fue creado por el Alcalde Alberto Aguilera (1906) quien pidió al paisajista Cecilio Rodríguez, que diseñara un lugar de descanso y paseo para los Madrileños. Alrededor encontramos el Teleférico y el Templo de Debod. Su nombre se debe al pintor madrileño del S XIX Eduardo Rosales.

Aquí os dejo unas fotos de las maravillas tan maravillosas que pude ver allí el otro domingo. ha sido difícil elegir cuál poner. Así como poder trasladarlas del teléfono al ordenador... Pero ¡Por fin! Nadie se podía quedar sin que sus ojos se deleitasen con esto...

Rosas, rosas y más rosas...


















 Esto que viene a continuación, son unos nenúfares que hay en un pequeño estanque. Me quedé hipnotizada mirándolos y, casi sin darme cuenta, estaba haciéndoles una foto. También, despertándome de mi letargo, el silbato del guardia me regañaba por pisar el césped. La verdad es que no ponía ningún cartel de no pisar, si lo había... no lo vi. Aunque continuamente estaba el hombre silbando a la gente que se acercaba a verlos. Es curioso. Llevaba días con ganas de ver plantas flotantes y ¡fijarse! que al final las encontré. Creo que puedo sacar una metáfora de todo esto y es que... "tengas cuidado con lo que deseas, puede hacerse realidad". Son preciosos ¿Verdad? Es una lástima que el agua estuviese tan opaca. También es una lástima que no los sepa retratar como es debido... (mi calidad de imágen es la del móvil... algún día podré deleitar al blog con fotos de mejor calidad)


En fin, no me entretengo más diciendo tonterías. Espero que esta entrada os de un un empujoncito para conocer uno de los rincones que tiene Madrid. No diré el más maravilloso... pero sí uno de ellos.

¡Nos vemos!

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